Publicó este libro de relatos en 1982. En el cuento titulado "Los oficios de tía Clara", no habla de un sobrino, joven universitario que malgastaba sus noches en borracheras y desveladas artísticas acompañado por su mejor amigo, quien termina en un manicomio, con un enfermedad incurable. Además de las fiestas, iban a los partidos de Fútbol. En una de estas escenas, el muchacho recuerda amargamente lo siguiente: "Y yo comencé a angustiarme con tus sueños, a inventar otro igualmente atroces, con los que, en compensación, intentaba asombrarte, seguro de que también los tuyos eran un buen parte falsos, hasta el dichoso domingo en que a la salida del fútbol me dijiste que se seguir asi tendrías que visitar a un psiquiatra...".