
En 1940, Enrique Díaz capturó una imagen impactante en la feria de San Juan de los Lagos, Jalisco. Una mujer con corona de espinas y el rostro vendado camina sostenida por un hombre, con un nopal incrustado en su pecho y un plato de peltre en la mano, recogiendo la sangre de su flagelación. La escena refleja el sincretismo entre el sacrificio cristiano y las raíces prehispánicas, mostrando cómo el dolor y la fe se entrelazan en una expresión profunda de devoción en el México del siglo XX.
Fotografía: Enrique Díaz