Este término es relativamente nuevo, hablamos apenas de un par de décadas de desarrollo y con muchas definiciones, pero básicamente trata de cómo manejamos nuestras emociones y como las adaptamos a las de los demás. Es más complicado de lo que se lee, ya que la mayoría de nuestras decisiones están regidas por nuestras emociones en mayor o menor medida, pero depende de estas. Además, consideremos que las emociones pueden variar después de uno segundos.
Podemos resumir entonces de que el concepto de inteligencia emocional se trata de tener conciencia de nuestras emociones, saber regular estas, mejorar nuestra motivación, ponernos en los zapatos de los demás y el desarrollo de nuestras habilidades sociales. Somos emocionalmente inteligentes cuando podemos predecir y mejorar nuestras reacciones ante una situación, vemos los problemas como un reto o desafío, tenemos la capacidad de mejorar nuestras emociones para adaptarnos a las circunstancias y qué tan empáticos somos con los demás.