El braille tiene su origen con Luis Braille, inventor francés nacido el 4 de enero de 1809. Braille era ciego desde los tres años y desde muy joven comenzó a diseñar lo que hoy se conoce como el sistema braille o lenguaje para ciegos. Éste consiste en un sistema de lectura y escritura táctil, son puntos resaltados sobre la hoja y están diseñados para que puedan ser leídos por la punta de los dedos. Si bien es cierto, la percepción se podría definir como la capacidad que tenemos los seres humanos de tener acceso al mundo. Lo que percibimos de las cosas u nuestra vida cotidiana no es simplemente el trabajo de los sentidos de manera fisiológica, sino de manera conceptual, imaginativa y recreativa.
De tal manera que leer para una persona ciega a partir del braille requiere no solamente de la percepción táctil, sino de la representación de la información que se adquiere a través del mundo conceptual en el que estamos insertos. A partir de nuestras capacidades y sentidos tenemos una forma diferente de construir el mundo, una percepción particular de la realidad que se ejemplifica con el Braille. Aprender a leer viendo, aprender a leer tocando, aprender a leer imaginando. El tacto es la forma de reconstruir el mundo, como dice Diderot en su célebre obra "Cartas sobre los ciegos para personas que ven".